RELATO 3: 2º CERTAMEN DE RELATOS CORTOS GEOTÉCNICOS

Relato 3: CLAY BAJO PRESIÓN, por Alejandro Calle García

—Detective Clay, ¿Jura usted decir la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad? —
preguntó el juez.

—Mis conocimientos son puntuales y no necesariamente extrapolables al conjunto de la
investigación.

—Está bien, me vale —aceptó, resignado, el juez—.Tiene la palabra el señor fiscal.

—Detective Clay: ¿Puede presentarnos los antecedentes del acusado?

—Era bisnieto, por parte paterna-paterna del notario de Tarna (Concejo de Caso, Asturias)
que fue un caballero alto, bien plantado, que gustaba de dar largos paseos por el monte, en unos de los cuales se encontró con Hermesinda, vaquera en la Vega de Brañagallones. El flechazo fue inmediato y a pesar de la diferencia social contrajeron matrimonio en la
parroquia de Santa María de Tanes. El menú consistió en sopa de arroz, pollo con arroz y
arroz con leche. A la boda asistieron 32 personas, entre las que se encontraban…

¡Basta!—interrumpió, impaciente, el fiscal—, ¿Tiene algún dato concreto que afecte al
asunto que tenemos entre manos?

—Sí, claro. El número de víctimas se calcula entre 0 y 900. —contestó Clay.

—¿Podría ser más específico?

—Otras fuentes de la investigación dan un rango entre -4 y 750. —declaró Clay,
consultando sus notas.

—¿Se da usted cuenta de que de este dato depende la magnitud de la condena del
acusado?

—En ese caso podrían considerarse 450 víctimas, aunque no estaría de más valorar 7 y
1620, proponiendo un castigo envolvente de las tres situaciones.

—Veo que por aquí no llegamos a ninguna conclusión. —concluyó el fiscal— ¿Podría
describirnos su visita a la escena del crimen?

—Por supuesto. Usé mi vehículo, un Seat Panda descapotable verde lima con tapicería de
escay imitación de leopardo, que aparqué cerca del lugar de los hechos. Apoyé los dedos
índice, corazón y anular en la manilla de apertura de la puerta sin llegar a accionarla,
arranqué y volví a la comisaría.

—¿Puede en esas condiciones darnos a conocer la escena del crimen?

—Sí. Había un muro de tres metros de alto rodeando la parcela y una puerta maciza de
acero de color ocre agrisado o gris marronáceo, con zonas verdosas en la parte inferior.

—¿Cómo es posible que a partir de estos datos haya podido deducir detalles como el arma del crimen? — exclamó, asombrado, el fiscal.

—Es sencillo. Si nos encontramos en el rango bajo de víctimas, valdría un arma blanca, o
incluso para valores negativos podría ser conveniente tener preparado algún aperitivo para los resucitados. En el caso de existir centenares de víctimas es razonable pensar en armas automáticas o incluso lanzallamas.

—Señor juez, renunció a continuar con el interrogatorio. Paso la palabra al abogado de la
defensa.

—Detective Clay ¿Con qué presupuesto contaba usted para su investigación? —inquirió el
abogado, mirando fijamente a Clay.

—242€, IVA incluido— contestó Clay, casi susurrando.

—No hay más preguntas, señoría.

Relato 3: CLAY BAJO PRESIÓN, por Alejandro Calle García

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