La clasificación de suelos es un aspecto fundamental en geotecnia, nos permite comprender las propiedades físicas y mecánicas , facilitando así su adecuada utilización en proyectos de edificación o de ingeniería civil. En este post, vamos a conocer los principales sistemas de clasificación utilizados destacando sus diferencias y aplicaciones.

Las características y propiedades del suelo son importantes en nuestro día a día, no sólo son útiles en disciplinas como la geología, también en la agronomía y por supuesto en la ingeniería (civil, minas) que requieren una clasificación sistemática del suelo, detallando sus propiedades físicas.

Debido a los diferentes intereses, históricamente se han desarrollado numerosos sistemas de clasificación de suelos en todo el mundo. Estos sistemas los podemos dividir en dos grandes grupos:

1. Clasificaciones para ingeniería, que se enfocan en propiedades como la granulometría, plasticidad y resistencia del suelo.
2. Clasificaciones para ciencias del suelo, utilizadas en agricultura, ecología y planificación ambiental.

A nosotros nos interesan las clasificaciones del primer grupo y especialmente las más utilizadas: El Sistema Unificado de Clasificación de Suelos (Unified Soil Classification System–USCS) y el Sistema de Clasificación AASTHO (American Association of State Highway and Transportation Officials).

La clasificación textural del suelo es “sencilla”, ya que se basa únicamente en la distribución granulométrica de partículas. ¿ Y qué es la textura? Fácil, la textura es el porcentaje de partículas gruesas, medias y finas que tiene el suelo.

Por lo tanto, conocer la granulometría nos proporciona una primera aproximación a la identificación del suelo, pero a veces queda poco claro , y se utilizan unos parámetros, derivados de la agronomía, que definen la consistencia del suelo en función del contenido en agua, a través de la determinación de la humedad.

¿De qué parámetros hablamos? Veamos: El límite líquido (LL) que se define como el contenido de humedad a partir del cual el suelo comienza a comportarse como un material líquido y empieza a fluir (Be water, my friend!). Y el límite plástico (LP) que se define como el contenido de humedad a partir del cual el suelo comienza a comportarse como un material plástico.

Un parámetro derivado de estos dos límites es el índice de plasticidad (IP). Se trata de la diferencia entre el límite líquido y el límite plástico de un suelo, y también nos ayuda a clasificar el suelo y a interpretar correctamente las características del suelo.

Comentamos brevemente los dos sistemas de clasificación:

1. Sistema Unificado de Clasificación de Suelos (USCS)

Desarrollado por Arthur Casagrande durante la Segunda Guerra Mundial, el USCS es ampliamente utilizado en ingeniería civil y geotecnia en general. Se basa en la granulometría y la plasticidad del suelo, clasificándolo en:

• Suelos granulares: las gravas y arenas, subdivididos según su gradación y contenido de finos.
• Suelos finos : arcillas y limos, clasificados según su plasticidad.

2. Sistema AASHTO (American Association of State Highway and Transportation Officials)

Se desarrolló en 1929 como el sistema de clasificación de la Public Road Administration , actual FHWA de USA. Según este sistema, el suelo se clasifica en siete grupos principales: A-1 a A-7.  Los suelos clasificados en categorías A-1, A-2 y A-3 son materiales granulares con el 35% o menos de las partículas pasan por el tamiz 200 (0,075mm).  Los suelos en los que más del 35% de las partículas pasan por el tamiz n.º 200 se clasifican en las categorías A-4, A-5, A-6 y A-7.  Estos suelos son en su mayoría materiales de tipo limo y arcilla. Este sistema se usa bastante en obras de carreteras y ferrocarriles.

En siguientes post entraremos en más profundidad en estos dos sistemas de clasificación.

Referencias:

“USCS and the USDA Soil Classification System”, Rubén A. García-Gaines and Susan Frankenstein, 2015. U.S. Army Engineer Research and Development Center