CRANNOGS: GEOTECNIA NEOLÍTICA

Arquitectura lacustre neolítica en Irlanda y Escocia

En el paisaje de lagos y ríos de Irlanda y Escocia emergen vestigios de una arquitectura ancestral: los crannogs, pequeñas islas artificiales construidas principalmente entre el Neolítico y la Edad Media. Estas estructuras, fruto de una profunda adaptación al medio y de avanzadas técnicas constructivas para su época, ofrecen una ventana fascinante a las estrategias de hábitat, defensa y subsistencia de las comunidades prehistóricas.

¿Qué es un crannog?

Un crannog es una isla artificial erigida mediante la hinca de pilotes de madera en el lecho de un lago o canal fluvial, sobre los que se acumulaban materiales como ramas, barro, tierra y rocas, hasta crear una plataforma habitable. En las regiones donde la madera escaseaba, como en las Hébridas Exteriores, se optó por construirlos íntegramente con bloques de rocas, una solución más laboriosa pero que demuestra un conocimiento práctico de los materiales y del entorno geológico.

Estas construcciones se localizan generalmente cerca de la orilla, a pocos metros del margen, y se accedía a ellas por medio de pasarelas desmontables o sumergidas, lo que otorgaba una ventaja defensiva significativa. Su diseño no solo respondía a la necesidad de protección frente a ataques o saqueos, sino también a motivos simbólicos y de estatus, actuando como centros neurálgicos de granjas o clanes.

Técnica y función

Desde un punto de vista técnico, la creación de un crannog implicaba tareas de ingeniería hidráulica y geotécnica rudimentaria pero efectiva: la elección de emplazamiento, la compactación del suelo mediante capas alternas de materiales, y la contención lateral del perímetro para evitar la erosión y el colapso estructural. En muchos casos, se empleaban anillos de rocas o madera como elementos de retención, lo cual evidencia un entendimiento empírico del comportamiento de los suelos blandos y saturados.

A nivel funcional, los crannogs evolucionaron desde simples refugios hasta asentamientos permanentes. En la Edad del Hierro, se transformaron en auténticos núcleos rurales fortificados, donde se organizaba la vida agrícola: cultivos cercanos, ganado estabulado en la isla o en sus proximidades, y ovejas pastando en zonas altas. Este modelo de ocupación nos demuestra una sofisticada organización territorial y económica.

Evidencias arqueológicas

Se han documentado alrededor de 1.200 crannogs en Irlanda y unos 600 en Escocia, aunque se estima que existen muchos más, sumergidos o difíciles de identificar sin estudios geofísicos y sonar. Algunos crannogs, como el de Loch Tay, han sido reconstruidos con criterios arqueológicos y pueden visitarse hoy como parte de centros de interpretación.

Los hallazgos arqueológicos incluyen desde restos de viviendas circulares hasta herramientas, cerámicas y restos orgánicos bien conservados por el entorno lacustre anaeróbico. Estas evidencias no solo aportan información sobre las técnicas constructivas, sino también sobre la dieta, el comercio y los modos de vida de los habitantes.

Conexiones culturales

Aunque propios de las Islas Británicas, los crannogs tienen paralelismos con otras formas de hábitat lacustre en Europa, como las palafitos alpinos o las islas habitadas del lago Titicaca, lo que apunta a una convergencia cultural en el aprovechamiento defensivo y agrícola del medio acuático.

En la cultura popular, los crannogs han servido de inspiración para representar pueblos aislados y defensivos, como los «crannogmen» de la Casa Reed en Juego de Tronos, reforzando su legado como símbolo de resistencia y adaptación.

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Referencias

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