RELATO 1: 2º CERTAMEN DE RELATOS CORTOS GEOTÉCNICOS

Relato 1: EL SUSURRO DE LA TIERRA por Ing. Geólogo Juan Rojas

Dicen que la tierra habla,
pero solo escucha aquel que se atreve a doblar la espalda,
a hundir sus botas en el polvo y sentir,
con paciencia, sus grietas y susurros.

Juan Daniel aprendió pronto que los planos no siempre coinciden con el suelo,
que los libros dibujan líneas rectas,
pero la montaña se burla de la geometría con su rugosa voluntad.
No era un ingeniero civil, ni un doctor de mil títulos,
pero tenía algo más viejo que cualquier diploma:
la terquedad de mirar la roca a los ojos y preguntarle su secreto.

En los campos donde apenas se levantaban los primeros títulos mineros,
él desplegaba su brújula, su martillo geológico y su cuaderno.
Clasificaba taludes, describía fracturas,
y aunque no tenía un Schmidt en la mano
ni un laboratorio esperándolo en la ciudad,
hallaba en cada golpe contra la roca
la certeza de que la tierra confiaba en él.

Muchos lo subesti maban.
—“Eso es para especialistas… para quienes tienen maestría” —
decían los ecos de pasillos académicos.
Pero Juan Daniel respondía con la solidez del RMR,
con perfiles que se volvían diagnósticos,
con análisis donde la rigurosidad era su escudo.

La tierra lo probaba.
Un día fue la arcilla que cedía bajo la lluvia.
Otro, la grava que ocultaba su densidad como un misterio.
Y en cada reto, Juan Daniel alzaba la cabeza,
como quien escucha no solo con los oídos,
sino con todo el cuerpo.

El conocimiento, pensaba,
no está en las paredes doradas de un título,
sino en la valentía de aplicar lo aprendido,
en la humildad de volver al campo una y otra vez,
en el coraje de reconocer lo que no se sabe
y aun así buscar la respuesta.

Así, piedra tras piedra,
talud tras talud,
fue levantando algo más fuerte que un diploma:
reputación.
Porque al final los suelos no preguntan credenciales,
solo miden la precisión de tu cálculo,
la coherencia de tu recomendación,
la pasión con la que defiendes lo invisible.

Un día, al contemplar un terreno partido de fracturas,
Juan Daniel sonrió:
“Puedo no tener un pergamino que lo diga,
pero mis manos saben leer esta roca,
mis ojos han descifrado su lenguaje,

y mis pies… mis pies han aprendido
que, aunque sueñen con volar,
deben hundirse firmes en la tierra para sostener a otros.”

La tierra volvió a susurrar.
Y él, como siempre, escuchó.

Relato 1: EL SUSURRO DE LA TIERRA por Ing. Geólogo Juan Rojas

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