Hoy os traigo un artículo que pone encima de la mesa la importancia del conocimiento geológico en la lucha contra el cambio climático:
Todos somos conocedores del compromiso adquirido para a disminución del C02 emitido. Debemos rebajar las emisiones que tenemos de referencia en 1990 para no alcanzar ese aumento de temperatura de 2°C pre-industriales tan temidos.
Como principales objetivos del Marco de Políticas de Energía y Cambio Climático 2021-2030, se encuentran:
- En 2030 de, al menos, un 40% menos de emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con 1990.
- Al menos, un 27% de energías renovables en el consumo de energía.
- Al menos, un 27% de mejora de la eficiencia energética.
Tenemos tres alternativas para reducir las emisiones de CO2: La captura y almacenamiento de CO2, la mejora de la eficiencia energética y el fomento de fuentes de energía libres de carbono, como renovables o nuclear entre otras.
Pero, ¿Qué hacer con las emisiones que ineludiblemente, por simples problemas tecnológicos, no podemos dejar de emitir? En este aspecto cobra importancia capturar, transportar e inyectar el CO2 en trampas geológicas profundas y seguras, pero cuya localización y condiciones solo pueden ser establecidas desde geología y geofísica.

La captura y almacenamiento es aplicable a grandes focos emisores de CO2, como son las plantas industriales de generación eléctrica que utilizan combustibles fósiles, centrales de refino de petróleo, fabricación de cemento, siderúrgia, vidrio, papel y cerámica, lo que se denomina «industria pesada».
Aquí podéis consultar los principales focos emisores de CO2 en España.
En todo este tema de la lucha contra el cambio climático no debemos olvidar lo siguiente:
1) La lucha no puede hacerse destruyendo el estado del bienestar que tanto costó conseguir o impedir que lo alcancen las sociedades menos desarrolladas, a las que injustamente les negaríamos sus opciones de prosperidad.
2) Se trata de Cambio Climático Global , por lo que la lucha ha de ser global, pues no servirá de nada el esfuerzo de unos pocos países, mientras otros , como China, EEUU,India, Rusia, Japón y UE, emiten más del 60% del CO2
3) En 2018 , a nivel mundial, el 10% del consumo energético tiene como origen las energías renovables (hidroeléctrica, solar y eólica). En este sentido España está algo mejor situada, alcanza un 17% para ese mismo año. Pero se hace difícil pensar en llegar al 2030 con un porcentaje del 27% en el peso de las renovables, según los criterios de la UE. Actualmente, año 2018, se sitúa en un 15% de media para los países de la Unión.
En el artículo se habla de unos números, y creo que no está bien explicado, o eso entiendo yo:
“Para producir el 100% de la electricidad que España necesita :
– Eólica: tenemos 13.000 aerogeneradores y necesitaríamos 65.000.
– Termosolar: tenemos 50 plantas y necesitaríamos unas 700 nuevas plantas.
– Hidroeléctrica: existen 1300 y necesitaríamos cerca de12.000.
– Nuclear: habría que pasar de 7 a 38-40 reactores nucleares”
Bueno, creo que en esos números, se trata de producir el 100% con una técnica concreta. Es decir ,que con 65.000 aerogeneradores se cubre ese 100% de demanda eléctrica. A primera vista se puede entender que es necesario toda esa cantidad de aerogeneradores, termosolares, hidroeléctricas o nucleares, lo que parece inviable.
El IGME lanzó en 2009 el programa ALGECO2 para la localización de trampas para secuestrar el CO2 generado. El programa tenía como objetivo general profundizar en el conocimiento de la estructura y propiedades físicas del subsuelo del país, integrando información geológica, hidrogeológica y geofísica, y como objetivo particular determinar la capacidad, localización espacial y caracterización geométrica e hidráulica de las formaciones geológicas susceptibles de ser utilizadas como almacén de CO2, así como establecer el comportamiento del terreno como reservorio geológico. El programa abarcaba aspectos de investigación y de desarrollo de métodos de modelización geológica en 3D, análisis estructural, registros geofísicos, etc.

Pero este proyecto quedó parado, concluyendo que la base datos española está algo anticuada y es escasa. Cuenta con tan solo unos 700 sondeos, muy pocos, si los comparamos con los más de 9000 de Francia, o los 26000 del Reino Unido. Por todo esto, no se pueden caracterizar con certeza las posibles trampas geológicas, por lo que será necesaria una mayor inversión pública o privada en esta línea, si queremos cumplir con los compromisos adquiridos.
Estamos en 2020, por lo que parece que ya vamos tarde en estos temas.
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Muy buen artículo. Excelente profesor de la UGR y mejor persona.
Hacia tiempo que no se escuchaba nada de este tema. Todavía estamos a tiempo de darle un vuelco.
Saludos